Ford impulsa su apuesta por la fabricación aditiva como tendencia de futuro en la industria automovilística.
La impresión 3D puede convertirse, en apenas unos años, en la metodología por defecto a la hora de fabricar automóviles. Al menos eso pretenden los principales fabricantes, con la norteamericana Ford a la cabeza, en tanto que esta automotriz ya está probando la producción de piezas a gran escala para sus coches mediante esta técnica.
Con la ayuda de la empresa especializada Stratasys, Ford Motor Company ha logrado imprimir piezas de toda clase de forma y longitud. Además, gracias a la impresión 3D y los materiales empleados en estos elementos, la compañía de motor pretende reducir drásticamente el coste de fabricación (lo que abre la puerta a más prototipados y una personalización nunca antes vista de nuestros vehículos) al mismo tiempo que consigue piezas más ligeras pero igualmente resistentes, mejorando el consumo de combustible de sus nuevos automóviles. Un alerón impreso en 3D, por ejemplo, puede llegar a pesar la mitad de su homólogo de metal fundido.
Cinco usos de la impresión 3D que nunca imaginarías
Otro caso de uso que ya están explorando en Ford es el de un nuevo colector de admisión: actualmente, un ingeniero crearía un modelo informático de la pieza y luego tendría que esperar meses para que su prototipo pudiera ser producido. En cambio, con la impresión 3D, los ingenieros pueden analizar el colector en apenas un par de días, con la consiguiente reducción de costes.
La tecnología de fabricación aditiva no es nueva en el ámbito de la automoción, pero sí es el primer anuncio de que se ha logrado replicar a gran escala e, incluso, con la precisión suficiente para ser utilizada en los coches de carreras de Ford. Recordemos, de hecho, que se estima que la impresión 3D llegue a mover un mercado mundial de más de 26.000 millones de dólares de cara a 2020, con aplicaciones muy destacadas no sólo en el segmento del motor, sino también en la industria aeroespacial, educación o medicina.